sábado, 16 de marzo de 2013

La aceptación de todo lo que hay...




Lo puedo decir por experiencia personal.
Aceptar lo que hay a tu alrededor, aceptar lo que hay en tí, no verlo roto, dañado o m al, genera un estado de tranquilidad profunda, conocido como paz.

Es muy difícil y muy cansado tratar de cambiar las situaciones, a la gente, ¡más aún a nosotros mismos!
Cuando tratamos de que las cosas sean diferentes o hacemos un esfuerzo para que sean diferentes, comienza a verse nuestra experiencia de vida, cansada, dolorosa, llena de estrés, de esfuerzo, de contradicción, de enojo y de frustración, porque aceptémoslo, no estamos en control del flujo natural de la vida.
Nuestro condicionamiento quisiera estarlo, quisiera dirigir, pero la parte quieta interna, inamovible dentro de nosotros, no tiene la menor intención de interferir con el plan divino.

En ningún momento digo que no tengamos sueños, que no deseemos cosas, que no queramos un closet más grande, pero sí digo que no nos peleemos con lo que está.
Digo que aceptemos lo que tenemos, ¡lo que somos!
Que amemos cada una de las partes que conforman nuestra vida, que no las juzguemos de que están mal, que no las veamos rotas o insuficientes.

Porque lo creamos o no, nosotros y nuestras vidas son perfectas como son.

Así que si lees esto, te invito a jugar conmigo a aceptar, quiénes somos, lo que tenemos. A amar cada parte de nuestro rompecabezas y a disfrutar de la calma y la satisfacción que esto trae.

Yo aquí, sigo jugando.


No hay comentarios: