miércoles, 23 de febrero de 2011

Adiós Dios?

Y yo en algún momento le dije "adiós" a Dios.

Por supuesto que no iba a estar rezándole a alguien que no se dejaba ver, que no se dejaba abrazar, claro que no quería tener que rendirle cuentas a alguien que ni sabia dónde estaba y luego tener que pedir perdón, o peor aún, quedarme con ganas de hacer algo por miedo a ser castigada por él.
Dios no me terminaba de convencer, el concepto de Dios que yo había aprendido distaba por leguas de lo que mis sentidos podían percibir en la vida.
Cuántas veces escuché: "Al que madruga, Dios le ayuda" (desde ahí ya iba mal porque a mi eso de levantarme temprano no me encanta), "Dios te va a castigar", "Ojalá que Dios te perdone", "Dios le va a decir a Santa Claus que te portaste mal" (si claro, en la empresa que tienen juntos), "Dios aprieta pero no ahorca", "Dios castiga sin vara".....bueno, una cantidad enorme de refranes y enseñanzas de lo que cada quien piensa que es Dios.

Bueno, hay gente que hasta se pelea por ponerle el "nombre verdadero"

Me parecía este Dios muy famoso y aparte caprichoso. Quería que nos levantáramos temprano, nos hacía sufrir pero no hasta la muerte, osea que le gustaba jugar con nosotros, era vigilante y espía de Santa Claus, castigaba si no vivías bajo sus estrictas reglas, aparte era como un juez, siempre checando lo que los humanos hacen, tanto que me acuerdo que en la escuela donde yo estudiaba, arriba de los mingitorios del baño de los hombres había letreros que decían: "Dios te ve".....qué miedo para ellos!!

Así que un día, cansada de estar bajo la lupa de Dios, cansada de rezar y rezar, de llorar, de pedirle deseos, perdón, cambios, guía decidí decirle ADIÓS a DIOS!!

De cualquier forma mi vida siguió sintiéndose vacía, con necesidad de amor, de paz, de felicidad.
Y empecé a vivir solo "estando", la GRAN diferencia entre SER y ESTAR. Así que yo sólo estaba. Estaba en la oficina, estaba con mis amigos, estaba con mi familia, sin el menor deseo de vivir, ni de jugar, sin el menor deseo de nada...bueno, lo único que quería era que la vida se terminara...esa idea del paraíso después de la muerte, todavía yacía en la superficie de mi mente.
Si los perros van al cielo, como la caricatura de Disney, igual me podían hacer un lugar con ellos...acostada en una nube, comiendo pan tostado con queso philadelphia....sin enojo, sin tristeza, sin depresión, sin problemas de amor...simplemente me hubiera podido ganar mi estancia es ese lugar de paz por el hecho de haber sufrido tanto en esta tierra!

Los años pasaron y yo seguía "estando"
Hasta que un día, alguien vestida de negro y con los ojos más dulces que yo había visto, me enseñó a usar otro sentido, el del SER.
No tenía nada qué ver con mis 5 sentidos básicos pasados de moda, este era un nuevo estado, como otro mundo después del clóset, el clóset llamado corazón.
Me enseñó a ver hacia dentro de mí, a saborear dentro de mí, a sentir dentro de mí....WOW!!
Había más cosas dentro de mí que afuera!

Descubrí que hay una inmenso espacio de Amor! y no sólo eso, sino que siempre que pongo atención ahí crece y crece cada vez más....un espacio lleno de bondad, de gentileza, sin forma que lo limite, ahí dentro es todo tan perfecto, sin falla, sin error, descubrí que en ese espacio estamos todos, los que estuvieron, los que estamos y los que estarán, ahí no tenemos nombres ni colores, poner atención ahí es vivir toda una vida en un instante infinito, ahí yacen plácidamente al compás de la perfección al Amor Incondicional, la verdadera Compasión, la Felicidad, la Paz, sin juicios, sin etiquetas, sin nombres, sin límites....
Aprendí a que desde ahí puedo ver todo lo cotidiano que vivo, con formas y colores, números y sabores, pero a final de cuentas mi corazón se enciende en luces neón al tener la certeza de que siempre ha sido lo mismo, sólo que antes me sentaba desde el drama y la tragedia a ver todo y ahora gozo en ese espacio dentro de mí, toooodo lo que la vida me presente, no importa cómo se vea.

Fue entonces cuándo descubrí la Verdad de Dios.
No es un nombre, no es alguien acostado en una nube, no tiene una empresa con Santa Claus, no tiene una religión, no es un concepto, y no tiene definición, porque definir es limitar y este espacio que todos llevamos dentro siempre está en expansión...no tiene límites.

Así recordé quién es dios, dónde está...y cada instante me siento plena de haberme dado cuenta quién soy y le dije adiós al concepto de dios y abracé la experiencia de reconocer a Dios en cada objeto, en cada persona, en cada circunstancia, en cada sabor, en mí...